diumenge, 4 de desembre del 2011

El mensajero


Haría cualquier cosa que él quisiera
porque ya sólo veo por sus ojos.
Mi voluntad se anula a su capricho.
Me sigo entusiasmando si me llama
por teléfono y dice que salgamos.
Sus besos me enternecen o me excitan,
pero nunca me son indiferentes.
Ha venido un amigo a visitarme:
le ofrezco una cerveza y continúo
vistiéndome. Mi amigo se ensombrece
y dice que ha venido hasta mi casa
para darme una pésima noticia:
"él no te quiere; siempre te ha engañado".
Termino de arreglarme. Me perfumo.
Él me espera. No puedo llegar tarde.
Acabo de matar al mensajero
.

Amalia Bautista

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada

Comentaris