dilluns, 8 d’octubre del 2012

Caperucita roja



Al otro lado de este bosque inmenso
me espera el mundo. Todo lo que he visto
sólo en mis sueños tiene que esperarme
al otro lado de este bosque. Es hora
de ponerme en camino, aunque el viaje
se lleve varios años de mi vida.
De pronto escucho aullar la voz de siempre,
la que siempre ha logrado detenerme:
“Al lado de este bosque, niña,
sólo espera la casa en la que mueres”.


Amalia Bautista

diumenge, 1 de juliol del 2012

De profundis


 
Muchos al salir de la cárcel se la llevan consigo, la ocultan como una desgracia secreta y durante largo tiempo se arrastran para morir en un agujero, como pobres bestias envenenadas. Es lamentable tener que hacerlo y es un terrible error de la sociedad obligarlos a ello. La sociedad se arroga el derecho de inflingir horribles castigos al individuo, pero también tiene el vicio supremo de la limitación de espíritu y no puede darse cuenta de lo que ha hecho. Cuando el hombre cumple su condena, la sociedad lo abandona a sí mismo; es decir, lo abandona en el preciso momento en que comienza su mayor deber hacia él. La sociedad está realmente avergonzada de sus propios actos y esquiva a aquellos a quienes castigó, como la gente evita al acreedor a quien no puede pagar o al hombre a quien se ha hecho un daño irremediable o irreparable. Por mi parte puedo decir que así como entiendo lo que he sufrido, la sociedad debe entender lo que me ha inflingido. De este modo no habrá resentimiento ni odio por ninguna de las dos partes.
Oscar Wilde

dissabte, 31 de desembre del 2011

Happy New Year

                                            
                                            

                                             Mira, no pido mucho, 
                                             solamente tu mano, tenerla
                                             como un sapito que duerme así contento.
                                             Necesito esa puerta que me dabas
                                             para entrar a tu mundo, ese trocito
                                             de azúcar verde, de redondo alegre.
                                             ¿No me prestás tu mano en esta noche
                                             de fìn de año de lechuzas roncas?
                                             No puedes, por razones técnicas.
                                             Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
                                             el durazno sedoso de la palma
                                             y el dorso, ese país de azules árboles.
                                             Así la tomo y la sostengo,
                                             como si de ello dependiera

                                             muchísimo del mundo,
                                             la sucesión de las cuatro estaciones,
                                             el canto de los gallos,
el amor de los hombres.


Júlio Cortázar

diumenge, 4 de desembre del 2011

El mensajero


Haría cualquier cosa que él quisiera
porque ya sólo veo por sus ojos.
Mi voluntad se anula a su capricho.
Me sigo entusiasmando si me llama
por teléfono y dice que salgamos.
Sus besos me enternecen o me excitan,
pero nunca me son indiferentes.
Ha venido un amigo a visitarme:
le ofrezco una cerveza y continúo
vistiéndome. Mi amigo se ensombrece
y dice que ha venido hasta mi casa
para darme una pésima noticia:
"él no te quiere; siempre te ha engañado".
Termino de arreglarme. Me perfumo.
Él me espera. No puedo llegar tarde.
Acabo de matar al mensajero
.

Amalia Bautista

diumenge, 20 de novembre del 2011

Desayuno matinal




Se echó el café
En la taza
Mezcló la leche
Con el café
Puso el azúcar
En el café con leche
Lo removió
Con la cucharilla
Se tomó el café con leche
Y dejó la taza
Sin hablarme
Encendió
Un cigarrillo
Hizo aros
Con el humo
Tiró la ceniza
Al cenicero
Sin hablarme
Sin mirarme
Se levantó
Se caló
El sombrero en la cabeza
Se puso
El impermeable
Estaba lloviendo
Y se fue
Bajo la lluvia
Sin decir palabra
Sin mirarme
Y yo escondí
Mi cabeza entre las manos
Y me eché a llorar


Jacques Prévert

Traducción: Raúl Sanchez

diumenge, 13 de novembre del 2011

A mi bella enemiga




No seas vanidosa amor mío
porque para serte franco
tu belleza no es del otro mundo
Pero tampoco es de éste.


Óscar  Hahn

dissabte, 5 de novembre del 2011

Elegía pura





Aquí no pasa nada,
salvo el tiempo:
irrepetible
música que resuena,
ya extinguida,
en un corazón hueco, abandonado,
que alguien toma un momento,
escucha
y tira.



Ángel González